Wynlerias-Tale: Kaliya Dah'swani

 Nombre: Kalíya Dah’swani

     Edad: 923 años (28 aprox)

     Fecha de nacimiento: 25 de octubre (Escorpio)

     Estatura: 3,20 –en forma de sirena / 1,70 –humanoide

     Peso: 189 Kg –sirena / 59 Kg – Humanoide

 Oficio: Vive de su oficio como dama de compañía ( no del tipo sexual) sin embargo también es muy hábil con los instrumentos de cuerda. Toca la citara y a veces consigue algunas pequeñas remuneraciones por sus interpretaciones.

 Personalidad: Es una mujer muy confiada a pesar de las malas experiencias del pasado, es muy amable y aun cuando disfruta los momentos de soledad, no le molesta para nada la buena compañía.

Es intuitiva y también es muy terca, cuando algo se le mete en la cabeza, difícilmente se le hará cambiar de opinión. También muy desprendida con las cosas materiales, pero atesora algunos objetos hermosos como lo son sus joyas predilectas.

Y a pesar de su origen Kalíya tiene modales refinados y se maneja con mesura…claro que esa buena conducta se puede perder cuando se siente verdaderamente ofendida, entonces pierde toda diplomacia y su carácter se trastorna como una típica tormenta de verano.

El enojo le dura muy poco pero a veces lo suficiente como para herir con sus palabras es por eso que cuando se molesta prefiere retirarse…simplemente para ahorrarse una discusión.

 Hobbies: Su principal Hobbie es la música, toca una cítara. También disfruta mucho la lectura, cuando tiene tiempo libre le gusta pasarlo en la playa, tomando el sol y sintiendo el calor de la arena.

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 Historia: Kalíya nació en una familia de clase media-baja, sin más familiares que sus padres a quienes era muy apegada.

A pesar de tener una vida accidentada en la que a veces había carencias, Kalíya vivió tranquila, hasta la muerte de su padre…fue entonces que, angustiada por el futuro que le deparaba a su hija, Clitia, la madre de Kalíya, resolvió un matrimonio arreglado y ofreció la mano de su hija a un guerrero de Aqualia.

Kalíya no estaba enamorada… ¿Cómo estarlo cuando ni siquiera conocía a su prometido?...eso la llevó a negarse a la idea de compartir su vida, cortar su libertad y ligarse por siempre al lado de un completo extraño…pero la amargura de su madre le provocaba gran dolor y comprendió que la tranquilidad de aquella mujer a la que tanto amaba, dependía de su decisión.

Se resignó entonces a obedecer y atendió las constantes suplicas de Clitia.

Se unió en matrimonio con Kadal, un tritón obstinado y para el gusto “refinado” de Kalíya, un completo salvaje…pero de buen corazón.

Su falta de modales lo compensaba con el amor que le tomó rápidamente a su mujer, con detalles y paciencia…poco a poco fue ganándose su confianza.

Entre las monerías de las que Kadal gozaba, estaba el hecho de que era un gran narrador, él disfrutaba contándole sus aventuras y ella disfrutaba escuchándole...

Fueron esas narraciones lo que la llevó a pensar que ella también debía hacer algo por su gente, luchar a un lado de esposo y darle todo el soporte posible…se pensó seriamente la idea de aprender el arte de la sanación y convertirse en una curandera.  Kadal, por supuesto, estaba poco convencido y temía que el brío de su esposa fuera a meterla en un lio, de mil y un maneras intentó convencerla de que desistirá en aquella idea, pero, si él era terco… Kalíya era doblemente obstinada.

Para suerte o tal vez desgracia, Kalíya jamás pudo empezar a prepararse como tal. La guerra contra los Ondemons se vino sobre ellos, azolando los mares con una sombra de muerte y desolación que se extendía de una forma impresionante.

Tanto Kadal como Kalíya estaban conscientes del gran peligro que corrían, ellos y sus gentes.

Kadal no podía quedarse con ella, su fuerza era requerida por el ejército que no se daba abasto contra los Ondemons  y antes de partir, le rogó por que buscara un lugar en el que pudiera mantenerse a salvo hasta su regreso y sobre todo, que evitara meterse en problemas.

Cuando él se fue, ella tomó sus pocas y más preciadas pertenencias y abandonó la aldea, convenciendo a algunos otros vecinos de que lo hicieran también, antes de que fuera muy tarde. Sin embargo Kalíya no fue sino en busca de su madre.

Nadó sin descanso hasta el punto en el que notó como las aguas se volvían densas  y su piel ardía como si estuviera siendo escocida.

Las aguas eran acidas y el mar la estaba quemando.

 No podía seguir, estaba segura de que moriría si no se alejaba pero estaba tan cerca...

En medio de la impotencia una realidad asalto su mente…Era imposible seguir el camino hacia su antigua aldea la contaminación era muy densa y se hacía peor conforme se acercaba.

Con gran pesar en el alma resolvió que si ella no podía aguantar aquella acidez, seguramente tampoco nadie en la aldea había podido aguantarla.

Rogó porque su madre hubiera escapado a tiempo y con esa esperanza se alejó en búsqueda de un lugar seguro.

En medio de la confusión y la desolación de la guerra, ella consiguió sobrevivir estando siempre alerta y en constante movimiento.

Cuando el rumor de que la guerra había llegado a su fin, llegó a los oídos de Kalíya…un nuevo ánimo le invadió el pecho, añoraba volver a ver a los suyos, reunirse con ellos ahora que todo había terminado.

Durante el camino de vuelta, Kalíya  se dio cuenta de las grandes pérdidas que los Ondemons habían dejado a su paso.

Su casa y todas las pertenencias que habían quedado ahí, todo estaba en ruinas… pero estaba segura lograrían sobreponerse, se mantenía positiva al respecto.

Sin embargo el ánimo le duró poco y paso a convertirse en incertidumbre y pesar…Su madre no estaba por ningún lado, Kadal tampoco,  ninguno de los dos había vuelto a lo que quedaba de la aldea. Kalíya los buscó entre los conocidos, pero nadie le supo decir en donde se encontraba su madre, por otro lado, los compañeros de batalla de su esposo, la tenían dando vueltas de un lado a otro y ninguno podía darle razones de Kadal…los silencios incomodos y los gestos pesarosos la hicieron sospechar lo peor, sus temores se vieron confirmados cuando le fue entregada la empuñadura estropeada de la que alguna vez fue la espada de su guerrero.

La amargura que le causo la perdida de sus seres más queridos, le hizo descuidar su persona, perdió el apetito y se sumió en una profunda depresión que pudo haber acabado con ella de no ser por qué, aun, muy dentro de su corazón mantenía la esperanza de reencontrarse con su madre.

Tenía la corazonada de que ella seguía con vida y tenía que encontrarla, fue por eso que decidió dejar de lamentarse.

Había perdido todo lo material, no tenía nada que la atara a lo que alguna vez fue su hogar…así que emprendió su viaje  y su búsqueda.

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  Trivia:

   Kalíya actualmente no reside en ningún lugar, con el dinero que gana tiene para pagar algún cuarto en una posada.

   Las marcas en su rostro se las hace ella misma, es común verla con diseños diferentes.

   Cuando toca la citara, generalmente lo hace esperando que la música les llegue a Kadal y a su padre.